Marxismo, migración y la posición de la izquierda
Por Arturo Ayala Del Río
"Reproducir la xenofobia es afianzar un mensaje hegemónico, profundamente reaccionario, que salva de cualquier responsabilidad a la burguesía y al empresariado irresponsable que juegan con las necesidades de los trabajadores, sean peruanos o no. La estrategia del imperialismo para aislar a Venezuela es justamente “extender la crisis” a otros países, enfrentando a sectores populares."
Marxismo, migración y la posición de la izquierda
Por Arturo Ayala Del Río
La migración es un fenómeno inherente al desarrollo de la humanidad. En el capitalismo las crisis, la división internacional del trabajo y la acción destructiva del imperialismo lleva a millones a migrar. En Europa, varios Partidos Comunistas tienen entre sus filas a migrantes de origen árabe, a pesar de la notoria xenofobia que se viene instalando en sus sociedades alimentada por la instrumentalización de la derecha del terrorismo fundamentalista islámico. En la historia de América Latina, bajo las dictaduras de hace unas décadas, miles migraron, muchos de ellos activistas de izquierda, buscando refugio frente a la represión. Son también miles las personas que han migrado de Colombia por el conflicto y la acción del paramilitarismo, por ejemplo.
Evidentemente, en el caso de Venezuela vamos a encontrar puntos en común y también notoriamente diferenciados a los procesos migratorios anteriores.
La crisis en Venezuela es de carácter capitalista. Es el viejo rentismo petrolero, el carácter primario exportador, que no ha podido ser superado y que demuestra todas sus limitaciones de la mano con los vicios de la vieja sociedad: corrupción, acaparamiento, individualismo exacerbado, entre otros. Esto en el marco de la guerra económica y la acción constante del imperialismo por desestabilizar el gobierno bolivariano. Es importante recordar que, durante varios años, alrededor de cinco millones de colombianos residentes en Venezuela se vienen beneficiando de los subsidios y misiones de los gobiernos bolivarianos.
Como en todo proceso migratorio, los migrantes provienen de distintas clases sociales, pero mayoritariamente son trabajadores empobrecidos por esta crisis y la pequeña burguesía pauperizada.
La migración venezolana ha sido instrumentalizada por los gobiernos de derecha de la región y por el imperialismo, quieren mostrarlos como resultado del fracaso del “socialismo” y a partir de ello generaron una serie de facilidades legales en países como el nuestro, medidas que hoy empiezan a cambiar. Evidentemente mientras más grande sea el “ejército industrial de reserva”, es decir mientras mayor sea la población trabajadora sobrante, más barata será la mano de obra y los únicos beneficiados serán los capitalistas. Por otro lado, el poder hegemónico ha tratado de organizar la presencia de una buena parte de la comunidad venezolana a través de ONG´s y voceros ligados a la derecha venezolana. Al frente, un sector conservador, en algunos casos autoproclamado “de izquierda”, busca administrar el discurso de inseguridad en los sectores populares frente al cambio que representa la presencia de la comunidad venezolana en nuestro país.
Reproducir la xenofobia es afianzar un mensaje hegemónico, profundamente reaccionario, que salva de cualquier responsabilidad a la burguesía y al empresariado irresponsable que juegan con las necesidades de los trabajadores, sean peruanos o no. La estrategia del imperialismo para aislar a Venezuela es justamente “extender la crisis” a otros países, enfrentando a sectores populares. Las últimas declaraciones del candidato de Perú Libre a la Municipalidad Metropolitana de Lima, Ricardo Belmont, reafirman posiciones de discriminación y anti bolivarianas, que alimentan el mensaje que la derecha quiere reproducir. El modelo construido bajo el neoliberalismo muestra una vez más sus limitaciones y desde la izquierda debemos acompañar a los trabajadores, incluso en las masas trabajadoras migrantes, en su lucha por mejores condiciones de vida. Marx ya nos decía que los obreros no tienen patria. La carga cultural y política de los trabajadores migrantes no puede ser administrada permanentemente por la derecha, van a ir descubriendo las grandes fracturas del neoliberalismo y se van a organizar para exigir sus derechos. La realidad social y económica se impondrá. Ninguna sociedad se mantiene estática, ni inmóvil.
Nuestra postura debe ser clara en deslindar con el discurso del falso nacionalismo de la derecha o el oportunismo de izquierda, debido a que es el escenario que buscan las clases dominantes. Nuestro enemigo sigue siendo ese conjunto de clases que sostienen este modelo y el sistema que mantiene en la pobreza, el hambre y no deja lugar al desarrollo integral, ni a la felicidad de los trabajadores, sin diferenciar nacionalidad alguna.