Susana, sin lugar a dudas, es la ganadora de esta jornada. Logró un gran resultado en comparación de la percepción que se registraba hace sólo unas semanas, superando la votación alcanzada el 2010 y constituyó un amplio bloque con fuerzas de centro y derecha.

Por otro lado la izquierda ha sufrido un duro golpe con la virtual salida de varios de sus regidores. Este resultado no se debe al “voto cruzado” o al voto dirigido por el PPC, este último no tiene la capacidad para realizar algo así. Lo que ocurrió, fuera de todo apasionamiento y como demuestran las cifras de la ONPE, fue que el voto del SI demostró ser más consistente que el NO en el lado izquierdo de la cédula, ya que este último migró hacia el voto blanco, concentrándose principalmente en la Alcaldesa, pero no “cruzando” al SI para revocar a los regidores “rojos”, a pesar de lo que deseen Aldo Mariátegui y compañía.

La derrota de la izquierda no es electoral, conocemos de sus debilidades en Lima, el problema ha sido principalmente social, político e ideológico. No ha logrado movilizar grandes sectores sociales a su favor, ni aparecer como referente en este proceso, el debate ha girado en torno a los parámetros de la derecha. El papel de la izquierda se redujo a sostener una campaña a nivel de base que no reflejaba sus intereses y que cada vez más daba espacio a la derecha.

El Partido Popular Cristiano (PPC) necesita una mención especial en esta campaña, ya que ha demostrado que puede posicionarse sin perder su identidad, además de pasar su oportunismo y macartismo por agua tibia. Al inicio de este proceso colaboraron fugazmente con firmas para la revocatoria, además sus Alcaldes han apuntado a este objetivo desoyendo su directiva partidaria, al igual que varios de sus militantes. Su anti-comunismo los desbordó llegando al ridículo del debate televisivo, en donde uno de sus representantes, Luis Calvimontes, mostró la foto del comunista Fidel Ríos como virtual Alcalde de ganar el SI, con el objetivo de generar miedo entre la población. El anti-comunismo del PPC queda en el olvido cuando reciben y asisten gustosos a las invitaciones del Partido Comunista de China o cuando llevaron a José Luís Risco, un ex dirigente comunista, como candidato a la vice presidencia junto a Lourdes Flores el año 2006.

Luego de conocido el resultado, ninguno de los agradecimientos de Susana Villarán se dirigió a la izquierda y tampoco realizó hizo una defensa contundente de su Concejo o los regidores de la confluencia. La campaña se concentró en salvar a la alcaldesa a todo costo.

Ante este panorama la izquierda debe tomar medidas urgentes ya que la situación lo amerita. Ni “gobiernos de ancha base” con el PPC, ni coaliciones paniagüistas son una  alternativa. El encaminarse en un virtual proceso electoral a fin de este año condenaría a la izquierda a no poder reordenar sus fuerzas, ni sentar bases sólidas de su desarrollo.

La izquierda, en primer lugar, debe ser firme en la defensa de sus regidores y agotar hasta el último recurso posible. De mantenerse el resultado, entrarían varios jóvenes líderes de izquierda, los cuales deben ser promovidos con perspectiva estratégica. Una virtual incorporación de ese tipo es la de Luis Gárate, joven dirigente de Patria Roja. Por otro lado, la izquierda debe retomar el trabajo en  bases y de la mano con su presencia en el Consejo debe articular las muchas demandas que existen en Lima. Ahogarse en lo administrativo para un periodo tan corto en el Concejo o dejarse seducir por la aceptación de la derecha, fungiendo de izquierda “moderna”, serían grandes errores. Además, debe consolidar sus relaciones con organizaciones y sectores importantes de la capital, como el Movimiento Sin Techo (MST), el MHOL, el movimiento estudiantil, de pequeños comerciantes o de transportistas. La izquierda no puede abandonar las banderas de estos sectores, lo que seguramente será una guía importante para observar hasta donde se cederá a la derecha.

Finalmente, no hay que olvidar que Lima no es el Perú. El viraje del discurso de la izquierda hacia el centro va a originar una fractura con las expectativas existentes fuera de Lima. La unidad de la izquierda tiene una gran experiencia en la Confluencia en Lima, pero no debemos olvidarnos de las grandes divisiones existentes entre las organizaciones de izquierda en algunas regiones del país.

Toda crisis es una oportunidad y recordando a nuestro amauta, podemos decir que hemos llegado para partir de nuevo y que podemos ser pesimistas ante la realidad, pero el ideal resplandece más que nunca y es un reto que debemos asumir.

Arturo Ayala Del Río

Politólogo.